Nuestra pareja en el confinamiento
¿Hemos cambiado?
No importa el tiempo que ha pasado, una semana, dos, un mes, dos meses, pero es innegable que hemos estado en una situación distinta. Imposible hablar de todo lo vivido y menos aún decirlo de forma categórica. Sin embargo, podemos limitarnos a hacernos algunas preguntas sobre la convivencia de pareja y esbozar una o dos respuestas.
¿Nos sentimos ahora más cercanos o distantes de nuestra pareja?
¿Mi comunicación es más efectiva con él o ella?
¿He podido comprender cosas que a pesar de los años que llevamos juntos no sabía, no entendía, creía que le molestaban?
¿Puedo citar tres de sus atributos que ahora aprecio y antes no veía?
¿Cuáles son las cosas molestas de las que prefiero no hablar?
¿Conozco más a mi pareja después de este periodo?
Para mí, ha sido importante detenerme a reflexionar si he cambiado en algo en este tiempo y por extensión también mi pareja. En este post queremos centrarnos en las consecuencias de esta época que nos ha tocado vivir.
Cómo el confinamiento ha afectado a las relaciones de pareja
Iniciemos por recordar que las fases de maduración de la pareja son tres: 1. Enamoramiento, 2. Adaptación al amor y 3. Amor maduro.
Hay parejas que conviven amorosamente y hay otras que perduran sin amor
Estas nueve semanas que llevamos de confinamiento y desescalada las habremos vivido de manera diferente según en la fase en la que nos encontremos.
Sin embargo, estemos en la fase que estemos, esta convivencia “intensiva” nos ofrece muchas ocasiones de ver a la pareja en su manera natural de ser, alternando momentos amables con otros no tanto. Las fricciones suelen aumentar con el aumento de tensión y pequeñas cosas que tolerábamos pueden llegar a desesperarnos. Una reacción habitual a los desesperos cotidianos puede ser percibir a la pareja como una persona que se “enfada conmigo”. Ante esto, podemos enfadarnos, discutir de lo mismo y reaccionar violentamente o, por el contrario, entrar en silencio y retirarnos a pensar si aun así la quiero o me quiere a mí. Con independencia de lo que pase, algo ha cambiado en mí: puede ser que me quede “fuera de onda” al no ser como yo creía y eso me molesta o puede que el afecto que le tengo pueda afirmarse dando un paso hacia la madurez.
En el primer caso, el mínimo detalle puede multiplicarse ad infinitum hacia una experiencia mutua de vida conteniendo estos malestares, expresándolos de mala manera o callándolos. Esto se va manifestando, nos hace daño y entorpece la relación.
En la otra opción, al dialogarlas, se llegan a aceptar esa serie de características que son distintas a la de la persona de quien me enamoré, la relación se enriquece y nos permite ser mucho más versátiles y tolerantes.
Pensamos que nos encontramos ante una oportunidad para reflexionar sobre la convivencia actual con nuestra pareja. Podemos descubrirnos en mayor o menor medida en algunas de las opciones anteriores, que nos darán alternativas para ver cómo vamos evolucionando como parejas en el complejo campo del amor, con tantas emociones implicadas.
En PS|CO podemos acompañarte a comprenderte en tu reflexión y a realizar los cambios que desees hacer a partir de ella. Para cualquier consulta, estamos a tu disposición.
¡Gracias!
David Gilling, Psicólogo y Coach senior, PS|CO